Capital del béisbol que sueña con fútbol

Por: Saúl Zerpa

Una calle cerrada en los momentos que vivimos es para muchos un campo de batalla, para otros una lucha estéril por la libertad que sin preguntar le arrebata el propio derecho al vecino. Una calle cerrada se ha convertido hasta en un campo santo. Un acto de rebeldía o mejor dicho un acto de felicidad, es lo que hace que una avenida cerrada se transforme en una cancha llena de sonrisas donde el único objetivo es el gol.

El trancazo fue convocado para el mediodía, el sol desde lo más alto alumbra toda la avenida Andrés Eloy Blanco. El calor hacía lo suyo con cada caminante, que por gusto o por necesidad estaba en ese extraño escenario. Pasaba frente a la Defensoría del Pueblo, que no puede defenderse ella misma, pensé, mucho menos puede defender a un pueblo, que hoy decidió protestar trancando una avenida.

Un televisor viejo con un logo de RCTV, basura, cintas amarillas, alambres, palos, piedras y un par de cauchos humeantes frente a dos arcos con el título “350” era la barricada  que impedía el paso en los dos sentidos de la avenida, junto a un grupo de venezolanos que reclaman sus derechos para tratar de sobrevivir a un sistema de gobierno, que siempre encuentra una fórmula para hacerlo peor.

En Venezuela hay equipos deportivos profesionales que pierden por forfeit porque no encontraron boletos aéreos a tiempo. Hay atletas que no tienen forma de llegar a los gimnasios para entrenar y deportistas que a veces no les alcanza ni para un par de zapatos, pero existen otros deportistas que sueñan con jugar un partido en el Bernabeu o en el Camp Nou y ¿por qué no? También sueñan con jugar en el Carabobo Futbol Club y vestir la camiseta del Granate, esos soñadores hacen la diferencia en un país convulsionado que está ávido de treguas.

Al mediodía hubo un alto y se le abrió paso a los sueños, a la alegría en medio de tanta violencia.

El fútbol parece tener historia dentro de la configuración de la paz. En 1914 en la Primera Guerra Mundial se jugó un partido de fútbol en tierra de nadie, para hacer un alto al fuego en la noche de navidad. En una suerte de viaje en el tiempo oficialmente en Venezuela no hay una guerra, aunque se pierden más vidas por día que en un conflicto armado, tristemente el enfrentamiento es entre humanos con el mismo gentilicio pero tenemos la suerte que los que sueñan son niños llenos de esperanza y ganas de vivir.

Convierte tu calle trancada en la cancha de fútbol más grande.

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